martes, 15 de mayo de 2012

La universidad de Santiago dentro de Galicia

La Universidad de Santiago de Compostela con más de 500 años de historia, tiene sus orígenes en el Estudio General fundado en 1495 por el notario Lope Gómez de Marzoa, ubicado inicialmente en lo que es hoy el convento de San Paio de Antealtares. Destinado a los estudiantes pobres, este estudio sería trasladado en 1501 a un edificio de la rúa Nova debido a la revocación de la cesión en 1499 por parte del abad del monasterio de San Martín Pinario para cederlo a la reclusión de las benedictinas de toda Galicia. En su nueva ubicación, en ese momento como Estudio de Gramática, y merced a la bula papal de Julio II de 1504 pasa a ser General para poder establecer una cátedra de Cánones y otorgar grados destinados a clérigos y pobres. Pero el paso decisivo para la transformación de este estudio en una institución de mayor rango e importancia se da con el impulso que le da Alonso III de Fonseca fundando en 1522 un nuevo estudio sito en un edificio viejo de la plaza de la Inmaculada que estaría vinculado al Estudio General preexistente, y por lo tanto, percibiría las rentas que este ultimo tenía asignadas. Mediante la bula del papa Clemente VII también obtendría la concesión para impartir enseñanza universitaria en Artes, Teología, Leyes y Cánones, así como los grados de licenciado, bachiller, doctor y maestro, además de autorizar la construcción de un nuevo edificio en la rúa do Franco, sufragando el arzobispo Alonso III de Fonseca la construcción de lo que acabará siendo el Colegio de Santiago Alfeo. Otros cambios a posteriori que se producen son la transformación del viejo hospital en lo que será el Colegio de San Jerónimo, donde se impartirán estudios de Gramática y Arte, mientras que en el Colegio de Santiago Alfeo se impartirá Cánones y Teología.

Tras estos avances sustanciales y sentadas ya las bases de lo que acabará siendo la institución académica de enseñanza superior con más tradición de Galicia, pasa por una serie de vicisitudes hasta llegar a ser tal cual la conocemos a día de hoy.

Gestionada y controlada por la Iglesia, hay intentos en vano de que la gestión pasara a manos de los jesuitas posteriormente a la muerte de Alonso III de Fonseca, pero va a ser la monarquía quien de iure acabe haciéndose cargo de la misma, suponiendo ello a la larga cambios sustanciales. La laicización supuso pasar a estar bajo control de la monarquía, eso si, con el consentimiento papal. Ello supuso gradualmente el aumento en el número de cátedras y la ampliación de la enseñanza a otras áreas como por ejemplo medicina y matemáticas y esfera a mediados del siglo XVI. Pese a estos cambios, hay que añadir que de facto las órdenes religiosas son las que siguen impartiendo algunas de las cátedras en la Universidad, a la vez que siguen impartiendo enseñanzas en sus propios conventos lo que no favorecería las matriculaciones en la primera. Respecto a la financiación, desde sus inicios se caracterizó por ser una institución rentista, bajo pago de rentas y de bienes que realizaban mediante donaciones los fundadores. Una pequeña parte muy reducida era cobrada a través de las cuotas académicas como podían ser los derechos de matricula, exámenes,... . Es a partir de mediados del siglo XVI y hasta la era contemporánea cuando la gestión pasaba a depender del claustro y se irán ampliando sus fuentes de ingresos mediante legados y donaciones.

Otro de los aspectos salientables de esta institución, era la posibilidad que ofrecía de obtener formación académica y alojamiento a aquellos que carecían de recursos. Los Colegios de Santiago y San Jerónimo cumplían esa función, a los que se sumaron posteriormente el de San Clemente de Pasantes destinado a quienes tuviesen el bachiller, y el de San Patricio de los Irlandeses destinado a la formación de clérigos de Irlanda. Pese al cometido que tenían en un principio, como ya se mencionó con anterioridad, pasaron a convertirse en muchos casos en residencia para los sectores más privilegiados de la sociedad. Pero a la vez, se nos indica que pese a su elevada representación en el claustro y en el control de las oposiciones para mantener la endogamia social, el número en la matriculación de aquella gente que no disponía de suficientes recursos podía suponer el 90% de la misma, y la motivación de éstos era el ascenso social por lo cual, el ingreso y la obtención del título era premisa indispensable.

Sucesivas reformas y la expulsión de los jesuitas supusieron importantes cambios en la institución, por lo que vería incrementado su patrimonio y se produciría la separación física de la Universidad y del Colegio de Fonseca, al ocupar la universidad el edificio que tenía la Compañía –la actual facultad de Geografía e Histora-. Además también hubo importantes cambios en los planes de estudios por lo que se incrementaron el número de cátedras. Respecto a la composición y origen de los matriculados, la mayor parte eran gallegos que procedían de ciudades (sobretodo de Santiago), de villas y de parroquias rurales. Así mismo, hay un incremento de matriculados desde 1750, debido principalmente a que las clases que querían ascender socialmente consiguen acceder a los estudios superiores. Aunque hay que apuntar que pese a que la tendencia era de progresivo aumento en las matriculaciones, se dieron algunos períodos donde éstas disminuyeron bastante. En 1570-74 la Universidad tenía entre 50 y 60 alumnos, y en el siglo XVII pasa a una media de 300 y 400 matriculados, para decaer notablemente décadas después. Pero pese a esos períodos de recesión en la matriculación, ésta aumenta notablemente entre 1770 y 1774 con 758 matriculaciones anualmente a las 1.033 entre 1800 y 1805. Las facultades con más matriculaciones eran las de Artes, Teología y Leyes. Hay que señalar que aunque el progreso en el número de alumnos de la Universidad por esos tiempos era constante, la presencia numérica respecto a los distintos colegios religiosos fue muy inferior.

Aún así, el cursar estudios en la Universidad para cambiar el statu social y la posibilidad de conseguir buenos puestos hicieron que cada vez más sectores de la sociedad accedieran a los estudios superiores, y con ello, el número de estudiantes se viera incrementado. En las décadas posteriores diferentes vicisitudes políticas y algunas reformas hicieron que la Universidad pese aumentar el número de facultades, perdiera alguna de ellas como por ejemplo la de Filosofía y Letras en 1867, recuperada luego entre 1872 y 1874. Pero la tendencia sería el progresivo aumento en el número de facultades y licenciaturas impartidas. En cuanto al origen de los estudiantes, cada vez más la presencia de estudiantes foráneos de Galicia iría en aumento progresivamente. Así para el año 1887 el porcentaje de alumnado de fuera de Galicia era del 21% sobre el total. Finalmente la Universidad conseguiría aumentar el alumnado progresivamente, a la vez que se iniciaban proyectos en la ciudad de Santiago que supondrían la creación de los campus universitarios y el hacer cada vez más accesible la posibilidad de realizar estudios en la misma para buena parte de la sociedad,  logrando al fin una modernización en muchos aspectos de la propia institución ya en pleno siglo XX. A ello hay que añadir que en el año 1990 aparecen nuevas universidades en Galicia, por lo que deja de ser la única existente hasta el momento. Ello no ha impedido que el número de alumnos aumentara, alcanzando su máximo histórico en el curso 1995/96 con más de 32.000 alumnos, momento en el que la cifra se irá reduciendo paulatinamente hasta los 25.718 alumnos matriculados por ejemplo en el curso 2008/09.  


Título: "Historia de Santiago de Compostela"
Autores: Beatriz Castro et al.
Vía Láctea Editorial (2012)

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